¿MUNICIPIO GRIS O CALLES DE COLOR?
Por: Gloria Sandoval y Catherine Muñoz
Caminando
en una fría tarde de Mayo por la Autopista al Sur, luego de salir de la
Universidad, nos encontramos con unas imágenes que sin duda alguna nos
iluminaron la mente y nos inmergieron en algo que a diario las personas suelen
sencillamente ignorar. Cada vez que nos levantamos y caminamos por las calles
de nuestra ciudad o municipio, vemos caras diferentes, escuchamos el ruido de
los carros, señores, señoras, niños uniformados, gente que sin parar se
concentra en los pasos que da; el mismo camino, la misma ruta. ¿Pero, realmente
nos detenemos a observar lo que se encuentran en los muros o paredes de
aquellas calles que a diario nos rodean? Tal vez usted no, pero nosotras sí. Llegó
el momento de sacudir aquellas cobijas de indiferencia y comenzar a pensar en
ese momento crucial, en el que aquel callejón discriminado tomó color.
Soacha, este municipio al que siempre arribamos cada mañana, el lugar en que
siempre nos acoge una deliciosa almojábana o garulla, y por qué no, un buen
plato de morcilla, típica comida colombiana. Este es el lugar que nos muestra
una cara bastante particular, pues su expresión cultural no sólo está en la
gastronomía, hay un nivel que trasciende, que es poco reconocido pero que se ha
convertido en un modo de vida para otros: el Graffiti.
Y
es que todo surgió en una amigable charla con nuestro amigo "Feel",
el chico de los aerosoles, y cuyo nombre se encuentra en varias paredes de las
comunas de Soacha. Él, con su carisma y agrado, nos dió una mano y nos contó
aquello que sus líneas trazan. Andrés Gonzales más conocido como “Feel”,
nos invitó a su casa para hablar un poco de su experiencia como grafitero y de sus
inicios en el Municipio, pues desde hace varios años escuchábamos de su reconocimiento
y realmente, no podíamos quedarnos sin escuchar su voz sobre este gran tema.
El
20 de Mayo, en medio de una tarde amena, con la vista de los alrededores de
Ciudad Latina, un barrio del municipio; un rayo de luz traspasaba la ventana
del estudio de nuestro grafitero Feel, que se encontraba rodeada
de cuadros, mesas con porciones de pintura y una gran vitrina de aerosoles, unos
ya usados y otros esperando a ser utilizados. En medio de un fondo
estupendamente llamativo, realizado por él mismo y que daba la perspectiva de
una mujer de tez negra con un extravagante afro, nos contó cómo el grafiti
había llegado a su vida: “Yo vi el grafiti en la calle y veía como otros la intervenían.
Yo la respetaba, porque quien lo hiciera, tenía que mantener una acción de
criterio con concepto, creatividad y habilidades que solamente nacen del
corazón. Eso fue lo que me motivó para practicarlo y hacer de esto, una herramienta de
transformación.” Sin necesidad de preguntarle, inmediatamente destapó aquella
inspiración en palabras y en medio de su confortable silla, totalmente a las
expectativas de un tranquilo diálogo, como quien se siente confortable y seguro
en su propia casa, se apropió del tema y captó nuestra atención por varios
minutos: “Inicié realizando letras en el año 2009, pero no me llenaban como el
graffiti quería que fundara mi vida, pero no nacía esa necesidad de crear imágenes
que hablaran de mí, del otro, del sentir y de expresar cosas que las palabras
no las pueden hacer, y cuando me di cuenta, ese era el puente para ser lo que ahora
ven.” Creímos, por un minuto en que el “yo” se le había sobre puesto con humos
y todo, pero prosiguió: “Un año después, le di un enfoque más social que involucraba
a ciertos personajes como en conmemoración a ellos. Pintar cosas que
transmitieran cualquier sentimiento sin pasar por
desapercibido, independientemente de la interpretación de las personas,
permitió que en mí: el sentido y el ser, crearán una sola herramienta que fuera
Feel.” Pues claro que era él,
era el mismo que de un momento al otro hablaba con expresividad y entusiasmo,
pues nos reconfortaba encontrarnos con las siguientes palabras: “Lo que siempre
he buscado, ha sido rescatar los espacios perdidos y olvidados a causa de los
estigmas de las personas. Considero que mi propia misión, es transformar los
espacios e intervenir para que resinifique el territorio. Porque el graffiti
está en la calle, y quieran o no, lo tiene que ver todo el que transita por allí
y las paredes hablan por sí mismas”.
En
medio de sus palabras, lo interrumpimos para preguntarle sobre aquellos
estigmas a los que se refería, si hablaba de las calles vacías o de la
estigmatización de la sociedad, a lo que pensó y luego estableció que en ambas,
pero que especialmente: “La construcción social ha discriminado y subestimatizado
a nosotros, los grafiteros. Las personas no saben lo que en verdad uno hace.
Tal vez, ustedes no se han dado cuenta, pero es que un grafiti envejece, por
ejemplo: un muro que realicé hace tres años puede llegar a estar tapado, o
rayado, el color no puede ser el mismo, pero es que el grafiti siempre estuvo
ahí observando muchas cosas y no pudo haber pasado por desapercibido….” Entre
esas, la puerta se abrió, pues la Señora Mercedes, madre de Andrés, nos ofreció
unas deliciosas onces, pues el hambre empezaba a hacer de las
suyas. Esos deliciosos panecillos nos
cayeron como anillo al dedo. Y en esas, Catherine decidió preguntarle: ¿Cuál es
el reto o el objetivo principal que hace Feel
en las calles? A lo que respondió, diciendo que: “Nosotros como ciudadanos, tenemos
una responsabilidad con la calle y si no hacemos algo por ella somos culpables
de que el territorio este sujeto a constantes problemáticas. Afortunadamente el grafiti y el
muralismo me han permitido hacer incidencia en el territorio y contribuir de
manera social, sin la necesidad de lucrarme. Ya que, la retribución del
beneficio que uno tiene, se evidencia tiempo después, pues les contaré -dijo-
con viajes, conociendo ciudades del país, representando el municipio e
interviniendo en ciertos espacios, porque lo que vale es el tipo de concepto
que uno puede hacer desde la parte artística.” Y ejemplificó: “Dejar la semilla
en rincones, como en Barrancabermeja donde la gente ha estado sometida al
conflicto armado por más de 30 años, siendo reprimidos, le permite al graffiti,
mostrar un escape con el color y la creatividad que se encuentran en un punto
donde a las personas les cambia el modo de ver su territorio, de ver murales
que los identifique. Esa gratificación por parte de ellos es muy bonita, porque
nos llena, puede que no se esté ganando dinero pero emocionalmente me siento
lleno y satisfecho con mi labor a donde quiera que voy.” En ese momento, disfrutamos completamente sus
palabras y vaya reflexión que nos ha dejado en nuestro primer día de
investigación. Le agradecimos a Feel, pues rectificamos por
completo que el Graffiti era mucho más que trazos con colores. Logramos ver que
la idea, es modificar el pensamiento de los seres humanos que aunque con enfoques
diferentes, pueden denotar que existe la esencia del ser, que buscar realizar
una labor; más que un hobbie o una técnica, puede llegar a ser un arte de
transformación social, sin ánimo de lucro, por lo tanto sólo sonrisas y agradecimientos bastan para
reconocer la función de un grafitero, como: Feel.
Entre
esas, la duda sobre el tema nos llevó a una institución primordial del
municipio, la Casa de la cultura de Soacha. El 22 de Mayo, en medio de una gran
afluencia de personas, logramos hablar con el Señor Iván Cano, pintor y
escritor, quien con su porte descomplicado y sencillo, nos habló amablemente
sobre su experiencia y su relación con el graffiti, realmente nos causó curiosidad su
descripción: "es un arte en su contexto, como manifestación, una expresión
artística muy original (...) en Soacha es bastante particular, pues las
imágenes son más elocuentes, una manifestación con la identidad local que es
diferente a la de Bogotá" dijo. Pues no cabía duda, que estaba haciendo referencia
a la identidad indígena, que construye la historia ancestral de aquellas
piedras rocosas, marcadas con pictogramas que tienen entre 1.500 y 3.000 años
de historia. Sin embargo, durante aquel
tiempo en que se sentó a hablarnos, realizó una breve incidencia en la
identidad racial y en el sentido plástico elocuente, que según él encuentra en el graffiti. Iván, con
aquel estilo tan particular, hacía notar a lo lejos que su acerbo
intelectual reflejaba la experiencia íntegra del hombre, pues nos decía que
antes, el graffiti era más literario, más poético, y que sencillamente pasó a
ser más plástico. Ninguna de las dos, pensó en atreverse a preguntarle,
queríamos que continuara, porque a qué se refiere con "plástico",
¿acaso las paredes tendrán este material a los lados...? Pero luego, sin
necesidad de expresarla verbalmente describió: “aquel término con el color, la
pintura, que se convierte el mismo grafismo.” La manera en que nuestro
íntegro escritor y pintor Cano, definió finalmente al grafiti, e incluso el
mensaje que dejaba: "el graffiti expresa las inquietudes a través de la
parte plástica, la incidencia de los lugares en la estética, la intervención
del artista que debe ser admirada por realizarse hasta con los mínimos
recursos. Por esto, les diría a todos los grafiteros que rescaten la identidad,
es realmente importante más que manchar paredes, debemos volver a la autóctono,
a la estética, e incidir en la transformación y en la identidad local del
municipio". Salimos del recinto, bastantes agradecidas con el tiempo que
el Señor Cano nos había otorgado.
De
camino a casa pensamos en Feel pues nuestro personaje
tenía una misión especial, y era esa misma que luego de varios días le
comunicamos: “Tienes que rescatar la identidad del municipio por medio de tus
graffitis”, a lo que nos respondió que era algo bastante particular, pues no a
muchos grafiteros les apasionaba realizarlo; sin embargo en su momento nos
contó que le habíamos dado una idea más, iba aprovechar para pintar una
biblioteca y la quería bastante autóctona. ¡Excelente! Exclamamos, pero una
nueva incógnita surgió…
Luego de dos días en busca de más información, optamos por incluir una
apreciativa un poco más institucional pero que no perdiera la objetividad del
graffiti desde su más mínima expresión. Entrando al Universidad Minuto de Dios,
nos pusimos a la tarea de incurrir en los docentes que han tenido la
oportunidad de trabajar con grafiteros, o con algún analista del tema. Entre
esas, recordamos al profesor Miguel Castiblanco, pues él, hace un tiempo atrás
había trabajado con estudiantes en investigación sobre el graffiti, así que sin
dudarlo acudimos a su voz como maestro e investigador. Un poco apenadas, lo
buscamos e inmediatamente escucho nuestro llamado. La entrevista fue
gratificante, pues nos dejó con varias dudas y con ciertas reflexiones sobre el
caso. La dinamizó de la siguiente forma, muy de tú a tú: "El grafiti como
expresión gráfica y comunicacional incide en todas las ciudades, esto significa
que una sociedad está reclamando espacios de comunicación, que le han quitado
los medios de comunicación porque no clasifica en ciertos estándares (...)
Entonces, toca ir a los muros, como lienzos de expresión en los jóvenes (...) -
¿qué si es genuino?"- él mismo se preguntó y respondió al tiempo: "lo
que uno puede ver es una necesidad de expresar sentimientos reprimidos e
inconformidades que le dan vida a las grandes urbes, a esas grandes
ciudades." ¡Qué manera más clara en hablar!, no había duda que en lo que
decía tenía razón, fácil de entender cuando caes en cuenta, pero difícil de
analizar cuando no tienes el interés, deducimos tiempo después.
Con
todo, continuó definiendo que: "El grafiti hace ruptura, en una ciudad
como la nuestra (...) (hace referencia a Bogotá, pues no hay duda que no muchos
se apropian del municipio; sino de la gran ciudad cosmopolita, como muchos la
llaman) (...) el que existan muchos graffitis, permite hacer una interpretación
de lo que sucede allí". Buenísimo, excelente nos lleva a hablar de
interpretaciones de manera de ver el mundo, nos pareció muy asertivo el
postulado, y entonces Gloria sin duda alguna le preguntó: ¿Y en Soacha?
Pareciera que la pregunta no se le saliera de las manos, pues de manera
inmediata respondió: "El graffiti en Soacha tiene una connotación no tan
buena, pues el graffiti siempre se relaciona con el vandalismo, uno nunca va
ver un graffiti con buenos ojos. Desde la investigación, chicas, les puedo
contar que han sido perseguidos muchos de mis estudiantes, los confunden con
marihuaneros, con sicarios, han sido maltratados, rotulados; no todos, pero si
he tenido aquellos casos." Tiempo después, y con toda la información ya resaltada,
decidimos preguntarle que: ¿si todo el que raya ahora un muro, es grafitero? E
inmediatamente respondió: ¡Claro que no! –abriendo sus ojos, y negando al
tiempo con su cabeza - pues toda persona que merezca ser llamada grafitero, es
aquel que en verdad comunica un pensamiento. Nosotros tenemos una deuda que
saldar, ya que los grafiteros son comunicadores de nuestra sociedad.
Pero el interés de averiguar más sobre el tema, especialmente desde la
academia, nos llevó a buscar a un Lingüista, alguien que nos contara a fondo la
perspectiva del grafiti semiológicamente. Así que después de seleccionar muy
bien, acudimos a Miguel Tovar un buen maestro, que de manera particular nos
contó sobre el tema. Decidimos encontrarnos en un lugar cercano a su hogar, pues
cuando lo contactamos, nos contó que cerca de allí –en Bogotá, había un
grandioso muro, y quería que lo viéramos. Aquel 26 de Mayo, a eso de las 3 de
la tarde, llegamos a la esquina de la cita, un barrio tranquilo cerca de la
Avenida Boyacá. Él con su atuendo informal, y nosotras con un cansancio que se
notaba por cada ojera, comenzamos a transitar por aquellas calles que horas
antes nos había nombrado. Cuando nuestra charla comenzó a fluir, nos contaba
que: “El grafiti es una forma de expresión de lo grafiteros, puesto que
visibiliza la forma de ver el mundo, pues acaba con la estructura homogénea de
ciudad y se vuelve un medio de expresión simbólico, libre, que muestra posturas
como la protesta o problemáticas que en verdad los afecta.” El concepto que
incluye como estructura, le generó a Gloria curiosidad,
pues ¿cómo puede una expresión, como él denominaba, romper con la estructura de
ciudad? ¿Qué era exactamente lo que hacía que se alterara esta perspectiva?
Esperaba que la respuesta de Miguel, coincidiera exactamente con la proyección
del arte y sus componentes que “Feel” días anteriores, nos
había ilustrado. En ese momento, interrumpió el silencio y dijo: “Lo que sucede
es que ellos rompen con estructuras simétricas de ciudad, con ese imaginario
que nos venden a diario de que “todo está bien”, y lo que hace es establecer una dinámica en la interrelación
del mundo y dejar claro un mensaje que puede tener varias interpretaciones.”
Continuó diciendo con su mirada entre los carros de la Avenida, y los muros que
se encontraban a nuestra mano derecha: “El grafiti desde la semiótica es una
representación de una forma de pensar, tiene un código, que lo identificamos con
los colores, con las formas, con el mensaje porque son estos lo que expresan una situación en concreto. Miremos
la misma concepción que tienen las letras; díganme sino marcan la identidad del
grafitero.” Pero por supuesto profe, claro que así era. Son esas líneas las que
marcan aquella diferencia del grafiti de Soacha con el de Bogotá, pero que de
manera similar establecen un mundo de color por cada paso que damos. Luego de ello, agradecimos al profesor por su
tiempo y por su percepción frente al graffiti, ya con esto íbamos satisfechas,
pues la semana había sido grandiosa para nosotras, conocimiento, historias de vida,
realidades y un sinfín de cosas, que nos dejaron un interés latente por seguir
escudriñando más allá la situación.
De
regreso a Soacha, mientras intentábamos colarnos entre las enormes filas del
transmilenio, nos pusimos a reflexionar bastante sobre toda esta experiencia,
preguntándonos, ¿Y la mujer no tendrá protagonismo en estos temas?, luego de
debatir un poco, dejamos la pregunta volar por un tiempo y cambiamos de tema,
cuando pasados unos diez minutos se sube una chica de aspecto rebelde, con ropa
ancha y gorra plana, ella se apodero de la atención de todos los que viajábamos
rumbo a Soacha, pues junto con dos chicos, empezó a cantar sobre su vida en la
calle, en cierta medida nos impresionó su forma de recitar y la fuerza que
mantenía en su voz, al terminar su interpretación, colándonos entre la gente
nos acercamos a ella, pues creímos encontrar la respuesta a nuestra pregunta en
el lugar menos esperado. Así que sin
pensarlo dos veces, empezamos a charlar con ella, le comentamos sobre la
investigación que estábamos realizando y le hicimos la pregunta que tanta
curiosidad teníamos por responder, a lo que ella con gestos de admiración
terminó respondiendo: “yo hago parte de esas mujeres que le dan voz a aquellas
“paredes mudas”, pero son muy pocas las que nos involucramos con un interés
racional y social , esto hace que el género que lidere este hermoso arte sea el
género masculino; aun así, llevo varios años en esto y me apasiona no sólo
coger una lata y rayar, si no plasmar lo que dentro de mi siento hacia la
sociedad, intentando construir en el transeúnte, una imagen realista de su
diario vivir, puesto que la vida afuera tiene un contexto totalmente
diferente”, ante tal respuesta quedamos anonadadas, pues no pensamos encontrar
una respuesta más clara para nuestra pregunta, la chica tuvo que irse deprisa,
pues le correspondía tomar el siguiente transmilenio, este era su trabajo:
cantarle a la política, a la corrupción y a un enumerado temas para llevar algo
de comer a su casa. De esta manera empezó a esconderse el sol bajo las
montañas, y junto con ello, llegó el cansancio a nuestro cuerpo.
Decidimos
entonces, no dejar el tema hasta aquí, si no darlo a conocer así como nosotras en primera instancia no
imaginamos que se escondía detrás del mundo del graffiti y salimos
sorprendidas, con ánimo de que todos conocieran acerca del valor que tiene
llenar las paredes de color y de entender que hay gente que se preocupa por un
cambio, independientemente de que sea en las calles, en los versos de una
canción o quizás en la academia, finalmente llegamos a casa, tomamos el
computador y junto a unos cafés bien cargados empezamos a escribir ésta: una de
las experiencias más gratificantes de nuestras vidas; ésta que hoy tu lees con
agrado y que en cierta medida te deja un grado de reflexión… y tu ¿qué quieres
una ciudad gris o calles llenas de color?